La gerencia de la Comisión Estatal de Elecciones y la Junta de Control Fiscal son los responsables de que ayer a las 5:00pm. 48 horas después de cerrados los colegios electorales de las primarias del domingo, no teníamos contabilizados aún el 100% de los casi 400 mil votos emitidos.
¿Por qué menciono a la Junta de Control Fiscal? Porque son los custodios del dinero de Puerto Rico y arrastran los pies al momento de asignarle fondos a la Comisión Estatal de Elecciones para modernizar su sistema. Yo no sé si la CEE ha seguido los procesos adecuados para solicitar los fondos o si han justificado adecuadamente sus peticiones. Tampoco sé si los pedidos de más dinero han sido por las razones correctas y no para ubicar en los puestos a politiqueros que solo irán allí para defender sus intereses. Lo que sí sé es que la gerencia de la CEE ha pedido a gritos más dinero desde hace tiempo. Lo cierto es también que la CEE cuenta con equipos que parecerían obsoletos o como mínimo, no se les ha dado el mantenimiento adecuado o adiestramiento suficiente a sus operadores, como para garantizar que se cuenten los votos de manera rápida y transparente.
Señoras y señores miembros de la Junta de Control Fiscal, ¿cada cuanto tiempo cambian sus teléfonos celulares? Supongo que anualmente o con una periodicidad aproximada. ¿No creen entonces que igual renovación (con la periodicidad que requiera esa tecnología tanto en mantenimiento como en cambios) debe ocurrir con las máquinas compradas para contar los votos que se emiten como parte de uno de los más sagrados derechos democráticos de una sociedad? Pensaría que sí.
La otra parte responsable, a mi juicio, es la gerencia de la Comisión Estatal de Elecciones. Esa gerencia incluye varias personas, desde la presidencia, los comisionados electorales y hasta los empleados de carrera.
Creo que la jueza Jessika Padilla, presidenta alterna de la CEE, ha lucido muy clara y transparente en la comunicación pública, elementos indispensables para ejercer en un cargo como ese. Creo que ella ha tenido la buena disposición de que se lleve a cabo un proceso limpio y confiable. Pero en el camino, cuando la cosa se puso muy tensa con un gobernador siendo derrotado, parecería haberse impuesto criterios ajenos al interés publico de algunos funcionarios allí. Sé que las primarias las manejan los partidos, pero de alguna forma, si es que la ley no lo permite (me parece que sí), la presidencia de la CEE debe tener la facultad de imponerse para que prevalezca la sensatez. No es posible que los partidos tengan control absoluto de una elección sufragada con fondos públicos y bajo la bandera de la CEE que tanta confianza genera en la mayoría de la gente.
Desde afuera, luce que los intereses de la oficina de la Comisionada Electoral del PNP o de algún funcionario (de esos que son de las gerencias intermedias en las oficinas públicas que son el gobierno permanente) intervinieron para detener el flujo de información que se extendió hasta el día de ayer. Eso no puede ocurrir. La ley debe proveer para que alguien sea el abanderado del interés público, se imponga y haga valer el objetivo final de la Comisión Estatal de Elecciones, aun en una primaria interna.
Exactamente hoy, estamos a cinco meses de las Elecciones Generales. Necesitamos un organismo electoral ejemplar en su operación para que, quienes vayan a juramentar el 2 de enero, asuman sus cargos con la certeza y legitimidad que se requiere para ejercer a cabalidad.