Los nueve estados del mundo con armas nucleares siguieron modernizando sus armas atómicas al tiempo que aumentaban su dependencia de esa herramienta disuasoria en 2023, según indicó el lunes un centro de estudios sueco.
“No habíamos visto a las armas nucleares jugar un papel tan destacado en las relaciones internacional desde la Guerra Fría”, dijo Wildred Wan, director del programa sobre armas de destrucción masiva en el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).
Rusia y su aliada Bielorrusia hicieron este mes una segunda fase de maniobras diseñadas para entrenar a sus tropas en el uso de armas nucleares tácticas, dentro de los esfuerzos del Kremlin de disuadir a Occidente de redoblar su apoyo a Ucrania.
En otro informe, la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés), dijo que los nueve estados con armas nucleares gastaron un total de 91.400 millones de dólares en sus arsenales en 2023, el equivalente a 2.898 dólares por segundo. La coalición de activistas de desarme, con sede en Ginebra, ganó el Nobel de la Paz en 2017.
El grupo señaló que las cifras muestran un incremento de 10.700 millones de dólares en el gasto global en armas nucleares en 2023 en comparación con 2022, y el 80% de esa diferencia correspondía a Estados Unidos. Estados Unidos gastó 51.500 millones de dólares en total, más que lo que gastan todos los otros países con armas nucleares juntos.
“En los últimos cinco años ha habido una tendencia notable al alza en la cantidad de dinero destinada a desarrollar estas armas más inhumanas y destructivas”, dijo Alicia Sanders-Zakre, coordinadora de Política e Investigación en ICAN.
La segunda que más dinero dedicó fue China, con 11.800 millones de dólares, señaló, seguida de Rusia con 8.300 millones de dólares.
“Todo este dinero no está mejorando la seguridad global, de hecho amenaza a la gente viva donde viva”, dijo Sanders-Zakre.
El SIPRI estimó que unas 2.100 de las cabezas nucleares desplegadas se mantenían en alerta operativa alta en misiles balísticos, y casi todas pertenecían a Rusia o Estados Unidos. Sin embargo, indicó que también se cree que China tiene algunas cabezas nucleares en alerta operativa alta por primera vez.
“Por desgracia seguimos viendo incrementos interanuales en el número de cabezas nucleares operativas”, dijo Dan Smith, director de SIPRI. Es probable que la tendencia se acelere en los próximos años, señaló, algo “extremadamente preocupante”.
Casi el 90% de las armas nucleares pertenecen a Rusia y Estados Unidos, dijo SIPRI. El tamaño de sus arsenales militares parece haberse mantenido relativamente estable en 2023, aunque se estima que Rusia desplegó unas 36 cabezas nucleares más con fuerzas operativas que en enero de 2023, añadió el organismo.
En su Anuario 2024, el instituto dijo que la transparencia sobre las fuerzas nucleares ha menguado en los dos países tras la invasión rusa de plena escala en Ucrania en febrero de 2022, y el debate sobre los acuerdos para compartir información nuclear ha ganado importancia.
Washington suspendió su diálogo bilateral estratégico de estabilidad con Moscú, y el año pasado Rusia anunció que suspendía su participación en el tratado nuclear Nuevo START.
Del inventario global total de unas 12.121 cabezas nucleares en enero, unas 9.585 estaban en arsenales militares para un posible uso. Se estima que 3.904 de ellas estaban desplegadas con misiles y aeronaves, 60 más que en enero de 2023, y el resto estaba en almacenes.
En Asia, India, Pakistán y Corea del Norte trabajan en alcanzar la capacidad de desplegar varias cabezas nucleares en misiles balísticos, dijo el instituto. Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y China ya tienen esa capacidad, lo que permite un posible incremento rápido de las ojivas desplegadas, así como la posibilidad de que países con armas nucleares amenacen con destruir un número significativamente mayor de objetivos.
SIPRI recalcó que todas las estimaciones eran aproximadas y que el instituto revisa todos los años sus datos sobre fuerzas nucleares en función de nueva información y actualizaciones de análisis previos.