Aunque a veces el estrés puede parecer un enemigo, en realidad es una respuesta natural que nos mantiene alerta y activos, permitiéndonos cumplir con nuestras obligaciones diarias.
Este tipo de estrés es beneficioso ya que nos ayuda a levantarnos para trabajar o llevar a los niños al colegio. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga y nos mantiene en un estado de alta activación puede cronificarse y afectar negativamente nuestro rendimiento y bienestar.
Además, este estrés depende de dos factores: la percepción de la magnitud del problema al que nos enfrentamos y los recursos que creemos tener para afrontarlo, generando una adaptación al estrés (“eustrés”) o una respuesta negativa al estrés (“distrés”).
Para contrarrestar este estado de máxima activación, uno de los recursos de los que disponemos es la relajación, un estado útil, en medio del estrés generado por las actividades diarias.
Beneficios de la relajación en la salud mental
Es por ello que la doctora en psicología y académica de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad Andrés Bello, Nuria Pérez Romero, explica que “la relajación permite disminuir la activación física y mental, facilitando la recuperación, el descanso y el bienestar general. Estar relajado no solo beneficia nuestra mente, sino que también tiene efectos positivos en nuestro cuerpo”.
La académica asegura que la relajación “ayuda a reducir el estrés, fortalece el sistema inmunológico, facilita el manejo del dolor, regula el sueño y previene trastornos como la ansiedad y la depresión, mejorando además la capacidad de concentración y la toma de decisiones, pues nos permite ser más conscientes de nuestro propio cuerpo”.
Cuando alcanzamos un “estado de relajación”, asegura la profesional del área de la psicología, nuestro cuerpo y mente experimentan múltiples beneficios, como la reducción de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, la disminución de los niveles de ansiedad o la mejora del estado de ánimo y de la capacidad de concentración.
Técnicas para alcanzar la relajación
Aunque todas las personas tienen la capacidad de relajarse, la facilidad con la que se logra puede variar entre individuos y momentos, siendo importante un entrenamiento repetido y consciente, acompañado de la guía profesional, sobre todo al inicio.
En este ámbito, la doctora Pérez Romero identifica varias técnicas efectivas para alcanzar el deseado estado de relajación:
Respiración profunda
Dedicar unos minutos a respiraciones lentas y profundas puede calmar el sistema nervioso y aliviar la tensión.
Atención plena (Mindfulness)
Esta práctica consiste en observar los pensamientos sin aferrarse a ellos ni evaluarlos, manteniendo el enfoque en el presente y evitando distracciones del pasado o el futuro.
Cambio de pensamientos
En lugar de intentar suprimir los pensamientos negativos, es más eficaz reemplazarlos con pensamientos alternativos y más realistas.
Relajación muscular progresiva
Esta técnica reduce la tensión física mediante la secuencia de tensar y luego relajar grupos musculares específicos.
Visualización guiada
Utiliza imágenes mentales para inducir un estado de calma y bienestar.
Ejercicio físico y actividades de ocio
Además de sus beneficios fisiológicos, el ejercicio ayuda a desconectar de pensamientos negativos al enfocar la mente en el presente y en el movimiento del cuerpo, rompiendo el ciclo de preocupación constante.