Astrónomos han realizado un descubrimiento astronómico de un tamaño casi tan grande como el universo: un par de chorros gigantes expulsados por un gigante agujero negro a 7.500 millones de años luz de la Tierra. Con una extensión de 23 millones de años luz, esta megaestructura se coloca como el más grande descubrimiento que ha habido de este tipo. Todo descrito por el medio Nature en un reciente artículo.
Nature research paper: Black hole jets on the scale of the cosmic web https://t.co/F0z3fqKWoh
— nature (@Nature) September 18, 2024
Los agujeros negros suelen devorar la materia que se acerca demasiado. Sin embargo y en contraparte, un poco de esta materia es expulsada a velocidades cercanas a la de la luz, formando estos llamados chorros extremadamente energéticos, brillan intensamente en ondas de radio y son visibles para radiotelescopios como LOFAR.
El descubrimiento de estos chorros que han sido bautizados como Porfirión en honor a un gigante de la mitología griega sorprendió a la comunidad científica. Su tamaño es tan descomunal que equivale a 140 veces el diámetro de nuestra Vía Láctea. Este hallazgo desafía las nociones previas sobre las dimensiones que pueden alcanzar estos fenómenos cósmicos.
Por curioso que parezca, los investigadores mientras exploraban la red cósmica en busca de filamentos tenues de materia, se toparon accidentalmente con estos gigantescos chorros. El estudio, publicado en la revista Nature, revela que los agujeros negros supermasivos podrían estar expulsando chorros mucho más grandes de lo que se pensaba anteriormente, influyendo significativamente en la estructura y evolución de las galaxias.
Este descubrimiento no solo amplía nuestra comprensión de los agujeros negros, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la formación y evolución del universo. Los astrónomos ahora se enfrentan al desafío de comprender cómo se forman estos chorros colosales y cómo afectan a su entorno galáctico.