El próximo 5 de noviembre, Puerto Rico se enfrenta a una de las elecciones más cruciales de su historia reciente. No se trata solo de elegir al próximo gobernador o a los legisladores; lo que está en juego es mucho más profundo y definirá el futuro de nuestra democracia y nuestras instituciones por muchos años. En esta elección, el pueblo decidirá, entre otras cosas, quiénes serán los próximos tres jueces del Tribunal Supremo, el Contralor de Puerto Rico, y las figuras que encabezarán la Procuraduría de las Mujeres y el Procurador del Adulto Mayor.
Las decisiones que envuelven la próxima elección son trascendentales para la transparencia gubernamental y la justicia. Si no elegimos con cuidado, corremos el riesgo de consolidar un gobierno que se alejará de las necesidades reales del pueblo. Perpetuar por 12 años consecutivos al Partido Nuevo Progresista (PNP) en el poder, con todas las consecuencias que eso conlleva, no es lo que Puerto Rico necesita.
Las últimas administraciones del PNP, de las que Jenniffer González ha sido parte, han estado envueltas en escándalos de corrupción y mal manejo de fondos públicos, pero sobre todas las cosas, no han estado del lado de los puertorriqueños. Por los pasados años, hemos sido víctimas de la falta de una visión clara de progreso que ha paralizado la transformación que tanto necesita Puerto Rico.
En esta elección, no solo se decide un gobierno; se decide si Puerto Rico continuará en la misma trayectoria de políticas fracasadas o si, finalmente, tomamos el camino hacia un futuro más justo, transparente y equitativo. Debemos elegir un gobierno que recupere la confianza del pueblo, que respete las instituciones y que esté dispuesto a hacer los cambios necesarios para mejorar la calidad de vida de todos los puertorriqueños.
Por eso, como puertorriqueños debemos revisar y analizar los programas de gobierno de cada candidato y votar con conciencia. No podemos permitir que el control de nuestro futuro quede en manos de quienes ya han demostrado que no están a la altura del reto. Es momento de optar por un cambio real, por un gobierno que escuche, que trabaje con honestidad y que ponga siempre al pueblo primero. Juntos, podemos darle a Puerto Rico el gobierno que merecemos y necesitamos, y este 5 de noviembre es la oportunidad para demostrarlo.