Agradezco a los autores por su interés en la situación de salud en Puerto Rico, aunque sus argumentos demuestran una falta de conocimiento sobre las complejidades y particularidades del sistema. Es comprensible, ya que son novatos en la materia, pero es importante aclarar ciertos puntos y evitar que ideologías y propuestas sin fundamento lleven a la población a conclusiones erróneas y riesgosas.
1. Cobertura de Salud y Fondos Federales en Riesgo: Los autores proponen un cambio radical en el sistema de salud, sugiriendo que votar por el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y la alianza, Juan Dalmau, es la solución. Sin embargo, esto implicaría un riesgo significativo para Puerto Rico. La propuesta del PIP de un sistema de salud nacional no solo carece de una ruta clara y factible, sino que pondría en peligro los fondos federales que sostienen servicios esenciales. Estos fondos, que incluyen Medicaid, benefician directamente a los puertorriqueños más vulnerables y a aquellos en situación de pobreza. La pérdida de estos fondos sería devastadora para los pacientes y familias que dependen de ellos para cubrir sus necesidades de salud básicas. Dalmau no ha podido explicar de dónde sacará los fondos locales para sustentar los $3,600 billones de fondos federales del Plan Vital que beneficia a 1.3 millones de beneficiarios.
2. Realidad de un Sistema Nacional de Salud en Puerto Rico: La experiencia de Vermont, el único estado que intentó implementar un sistema de salud universal, demuestra que la exclusión de los planes privados puede fragmentar el sistema y, en lugar de mejorar, empeorar la situación de acceso a servicios. En Puerto Rico, adoptar una medida similar sin planificación podría llevar a una crisis aún mayor, con menos opciones para los pacientes y una sobrecarga de los recursos disponibles.
3. El Modelo del doctor Guillermo Arbona Irizarry– Segregación y Escasez: Los autores quizás desconocen la historia reciente de nuestro sistema de salud. El modelo Guillermo Arbona que proponía una salud centralizada y un control absoluto del sistema, en sus inicios fue efectivo pero sus últimos años fue un fracaso que generó segregación y marginación. Yo viví esa época y fui testigo del impacto negativo que tuvo en la población más pobre. Los recursos eran tan limitados que los pacientes vulnerables, particularmente en zonas rurales y de bajos ingresos, no recibían el cuidado adecuado. Este modelo terminó siendo una barrera que limitaba el acceso a servicios de salud para los más pobres y excluía a muchos de la atención que merecían. Adoptar un enfoque similar nuevamente solo nos haría retroceder y quitarle al paciente el poder decidir donde se atiende.
4. Propuesta del PIP y el Medicaid Cliff de 2027: Además, el Partido Independentista Puertorriqueño no ha explicado cómo enfrentaría el Medicaid Cliff de 2027, cuando se proyecta que los fondos federales para el sistema de salud en Puerto Rico se reducirán drásticamente en un 90 por ciento. Sin un plan de acción concreto para cubrir el vacío financiero que esto crearía, cualquier sistema nacional de salud que proponen es insostenible y solo agravaría la crisis actual. Las propuestas a largo plazo deben venir acompañadas de soluciones a corto plazo que garanticen la estabilidad de los servicios.
5. Atribuciones de Fondos de los Planes Médicos: Finalmente, aunque los autores sugieren que las donaciones de los planes médicos a los partidos tradicionales buscan mantener el control del sistema de salud, evitan hablar sobre las regulaciones y mecanismos de transparencia que se necesitan para garantizar que estos fondos no perjudiquen a los pacientes. Reformar el sistema no se trata de eliminar el sector privado, sino de fiscalizar rigurosamente y crear un sistema transparente que maximice los beneficios para la población.
En conclusión, votar por una propuesta como la del PIP y Juan Dalmau pondría en riesgo los fondos federales de los que dependen nuestros ciudadanos más pobres y vulnerables, y nos arriesgaría a revivir un modelo de salud fallido que ya sufrió Puerto Rico. La salud de nuestra gente no debe depender de experimentos ideológicos sin fundamento. Necesitamos soluciones reales, con un plan claro y viable que no ponga en peligro los recursos que sostienen nuestra salud pública como lo propone Jenniffer González.