A dos semanas de las elecciones, y luego de una semana de escrutinio, es tiempo de poder comenzar a hacer un análisis más sosegado de lo sucedido el 5 de noviembre de 2024, para Puerto Rico y, en específico, para Proyecto Dignidad.
A mí no me cabe la menor duda que Proyecto Dignidad tuvo el mejor candidato a la gobernación que pudo haber presentado para dicha contienda. Javier Jiménez presentaba el resume, la experiencia política administrativa y el reconocimiento público necesario para catapultar a nuestra colectividad, y a sus más de 400 candidatos a representantes, senadores, alcaldes y legisladores municipales a una ejecutoria eleccionaria que sorprendiera a muchos. No pudo cuajarse por diversas razones, entre ellas la falta de una estructura política y municipal con profundidad y entendimiento político, la cual no es culpa de ningunos de sus componentes, sino del corto tiempo y los pocos recursos humanos y financieros para adelantarlos con mayor firmeza y coordinación efectiva.
Es de ingenuos pensar que una estructura política que pueda contender para la gobernación y varios escaños legislativos puede levantarse sin amplios recursos económicos y humanos, en un periodo de dos años, pues en Puerto Rico los partidos políticos tienen que montar su estructura electoral de candidatos y procesos de selección de los mismos un año antes de las elecciones, lo que forzó a Proyecto Dignidad a levantar a la carrera y bajo un esfuerzo titánico la estructura electoral necesaria para cumplir con los requisitos dispuestos en el Código Electoral de número de candidaturas, en especial a las alcaldías en Puerto Rico.
Así, aun cuando se logró hacerlo, y contando con el esfuerzo y dedicación de candidatos que asumieron de manera heroica y valiente una responsabilidad grandísima por el partido a través de toda la isla, con sus comisionados electorales y comités municipales, el resultado no fue un crecimiento en votos en la papeleta estatal, pero sí un crecimiento importantísimo en la estructura del partido y en sus candidaturas, que nos coloca en una posición importante para seguir creciendo y contender en las próximas elecciones en Puerto Rico.
Ante su segunda elección, a solo cinco años de su fundación, al finalizar el escrutinio, Proyecto Dignidad va a demostrar que pudo mantener y fortalecer una base eleccionaria de sobre 80 mil votantes en Puerto Rico, manteniendo su franquicia electoral, sus dos escaños por acumulación a la Legislatura y ampliando significativamente su presencia municipal habiendo elegido legisladores municipales en 14 municipios, con la oportunidad de que se conviertan en 18 luego del escrutinio. A esa presencia, si se le suma una comprensión adecuada de su rol de fiscalización como partido de oposición efectiva, se maximiza, se organiza y se afina de manera ágil y efectiva en los próximos dos años, va a ser el fundamento de un partido sólido que mira al futuro.
Si algo nos ha enseñado la elección del 2024, es que para ganar no es suficiente el dinero, el carisma, el dominio de las redes sociales y el respaldo de artistas, influencers, podcasteros y la prensa. Para ganar una elección en Puerto Rico hace falta todo lo anterior, pero sumado a una estructura política diligente, disciplinada, amplia, no centrada en una sola cara o en unos pocos protagonistas, sino en una base de candidatos fuertes, capaces, valientes, con un mensaje claro y directo, liderados por candidatos a nivel isla que tengan a su haber la experiencia necesaria y demostrada para gobernar. Ese liderato, Proyecto Dignidad lo tiene.
Proyecto Dignidad está en una posición privilegiada de cara al futuro. Hay que ser sabios y construir sobre lo alcanzado. La tentación será echar culpas, hacia adentro y hacia afuera, pero debe resistirse. Una de las palabras más sabias que nos dejó el maestro a todos los que de alguna manera buscamos mirar la realidad para juzgarla, es aquella enseñanza del evangelio que nos invita y exhorta que, para poder ver bien, hay que primero sacar la viga del ojo propio antes de la paja del ojo del hermano. El primer paso debe ser mirarnos hacia adentro para poder ver bien, y entonces mirar hacia afuera. Sé que lo haremos, y de esos procesos saldremos más fortalecidos y preparados que nunca.
La política no se detiene, y Puerto Rico va a enfrentar un tercer cuatrienio del gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP), con los mismos estilos y liderato político de los últimos 20 años. No es especulación, solo miren el comportamiento y discursos de sus líderes sin haber si quiera juramentado en sus escaños. Solo pregúntense cómo terminó el PNP, y a dónde llevó a Puerto Rico como resultado de su último banquete total. Es necesario servir de oposición, de fiscalizadores fuertes y efectivos, de exigir el cumplimiento de promesas de campaña al sector conservador de Puerto Rico, y de no descansar ni un solo momento en edificar una sólida estructura política a través de todo Puerto Rico. ¡Seguimos adelante, con fe!