Monday, November 25, 2024
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Prevención y sexo seguro, claves para frenar el VIH

Conocer y utilizar efectivamente las barreras de protección para prevenir la exposición al VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Realizarse una prueba de laboratorio anual, usar condones y conversar sobre las prácticas sexuales entre parejas exclusivas o casuales, son clave si se quiere evitar la exposición al VIH, recomendó Karolyn González Colón, doctora en trabajo social y facultad del AIDS Education and Training Center (AETC) del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico.

“Todas las personas que estén activas sexualmente pueden estar a riesgo de exponerse al VIH”, destacó González Colón, trabajadora social, quien educa en la comunidad y a proveedores de servicios de salud en temas de VIH/SIDA.

Como indica su nombre, el VIH afecta el sistema inmunitario del individuo, exponiéndole a sufrir infecciones y enfermedades. De acuerdo con el Sistema de Vigilancia de Enfermedades de Transmisión Sexual del Departamento de Salud, a octubre de 2024, en Puerto Rico hay 20,546 personas con VIH.

Aunque existen avances importantes en la detección temprana y los tratamientos, la trabajadora social señaló que, tanto entre proveedores de servicio como entre la comunidad en general, no se ha normalizado sobre la importancia de hablar sobre los métodos de prevención y prácticas sexuales. Mientras algunos proveedores no se sientes cómodos recomendando a sus pacientes realizarse una prueba anual de VIH como parte de sus exámenes de rutina, entre los jóvenes, adultos y adultos mayores persiste la idea de que “esto no me va a pasar a mí”.

La realidad es que existen formas efectivas de evitar la exposición al virus, dijo González Colón. El uso de condones es la primera barrera o el método más reconocido para prevenir las ETS. Sin embargo, su experiencia en las orientaciones que ofrece a los jóvenes es que muchos no saben cómo utilizarlo. “Piensan en prevenir embarazos con sexo anal u oral, pero eso también es una forma de exponerse al VIH y otras condiciones de ETS”, explicó la trabajadora social. Otras ideas equivocadas para no utilizar los condones es que la práctica sexual no se va a disfrutar igual o que no hace falta cuando se tiene una pareja estable.

González Colón señaló que entre parejas monógamas puede presentarse una relación de poder en la que se genera confianza y seguridad, por lo que se evita conversar sobre prácticas para reducir riesgos que los exponga a una posible transmisión. Igualmente, las parejas esporádicas o casuales consideran innecesaria generar esta conversación pensando en que “solo voy a estar (tener relaciones) una vez” o por temor a que uno rechace al otro. La investigadora sostuvo que, tanto en parejas sexuales exclusivas como en relaciones abiertas o esporádicas, el diálogo sobre cómo reducir riesgos a una posible exposición es fundamental.

“Tenemos que hacer que esto sea más común, que las personas se sientan cómodas, seguras y que no se sientan juzgadas por hablar de prácticas sexuales”, dijo González Colón.

Otra forma de prevención es la profilaxis preexposición (PrEP), un medicamento que se toma para reducir las posibilidades de contraer la infección por VIH. La utilizan personas que no tienen el virus, pero que corren el riesgo de exponerse a través del sexo o el uso de drogas inyectables. PrEP es un medicamento prescrito por un médico que, cuando se utiliza según recomendado, puede ayudar a mantenerse protegido contra el VIH, en caso de que el condón se rompa o no se utilice correctamente. No obstante, este medicamento no previene otras ETS. Por eso, se recalca el uso del condón.

La trabajadora social urgió a eliminar los estigmas asociados al VIH como otra forma de protección, pues hay personas que no se realizan la prueba solo por miedo a que otros piensen que tienen el virus. Asimismo, exhortó a los proveedores de servicio a que activamente recomienden la prueba a los pacientes para que la vean como parte normal de su cuidado. La Ley 45 del 2016 establece que la prueba rutinaria de VIH es recomendada cada cinco años en personas entre 13 y 65 años. Personas con alto riesgo deben realizarla anualmente.

“Hay que reconocer que las prácticas sexuales son duales. El compromiso es de todas las partes. No recae ni en la mujer ni en el hombre exclusivamente. Todos tienen que protegerse y la mejor forma es hablando, conociendo los modos de exposición y estando alertas”, expresó.



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