En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) está transformando industrias y redefiniendo la manera en que trabajamos y vivimos, el gobierno de Puerto Rico no puede quedarse atrás. La IA tiene el potencial de revolucionar la gestión pública, mejorando la eficiencia, reduciendo costos y optimizando los servicios que reciben los ciudadanos. Sin embargo, para lograrlo, es imprescindible un compromiso claro y responsable por parte de quienes dirigen nuestro aparato gubernamental.
La IA puede convertirse en una herramienta poderosa en áreas clave como la salud, la educación, la seguridad pública y la administración fiscal. Por ejemplo, imaginemos un sistema de salud que utilice IA para predecir brotes de enfermedades, o una agencia de gobierno que reduzca el tiempo de respuesta al ciudadano mediante chatbots avanzados. Ambos son ejemplos concretos de cómo la tecnología puede agilizar procesos y mejorar la calidad de vida.
Claro está, implementar IA en el gobierno requiere visión, planificación y responsabilidad. Es crucial establecer una estrategia que promueva la transparencia y la ética en el uso de esta tecnología, asegurando que no perpetúe desigualdades ni amenace la privacidad de los ciudadanos. Además, el gobierno tiene que invertir en capacitación y reclutamiento de expertos en IA, así como establecer marcos legales claros que regulen su uso.
Hago un llamado al gobierno de Puerto Rico a que inicie este proceso con urgencia y responsabilidad. Adoptar la IA no solo es una decisión tecnológica, sino una apuesta por un gobierno más ágil y conectado con las necesidades del pueblo. Otros países ya están avanzando en esta dirección; no podemos quedarnos atrás. Soy autor de la actual Ley de Ciberseguridad porque creo firmemente en la digitalización de la mayor cantidad de procesos de gobierno posible y, en ese movimiento, la seguridad es vital. La transformación digital debe ser una prioridad estratégica, y la IA debe estar al centro de esta visión.
El futuro ya está aquí. La pregunta es si Puerto Rico está listo para ser parte de él.