Thursday, January 16, 2025
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Las razones por las que muchos siguen usando mascarilla a 5 años del COVID

Susan Scarbro observa la línea de bolos hacia los pinos distantes.

Escucha un sonido que rompe su concentración. ¿Fue eso una tos? ¿La protegerá su mascarilla?

El COVID-19 sigue siendo una amenaza muy presente para esta mujer de 55 años. Scarbro tiene múltiples trastornos inmunitarios, lo que la hace vulnerable a las infecciones.

“En cualquier momento alguien podría toser, simplemente de manera incidental”, dijo Scarbro, quien vive en Sunset Beach, Carolina del Norte. “Y esa tos podría ser lo único que me enferme”.

Este mes se cumplen cinco años del primer caso confirmado de COVID-19 en Estados Unidos. El virus acabaría matando a 1.2 millones de estadounidenses y trastocando innumerables vidas.

Aunque la fase de emergencia de la pandemia terminó en mayo de 2023, la amenaza de infección sigue siendo una fuerza rectora en la vida de personas como Scarbro. Se protegen del virus con mascarillas y se aíslan en pequeñas burbujas familiares. Algunos recurren a estrategias no probadas, como hacer gárgaras con enjuague bucal antiséptico o llevando un monitor personal de dióxido de carbono para verificar la ventilación de los espacios interiores.

En grupos de apoyo en internet, intercambian investigaciones sobre el peligro de reinfecciones y el deterioro cognitivo. Extrañan la empatía que sentían durante los primeros días de la pandemia. Algunos han perdido amistades, pero se esfuerzan por mantener los lazos sociales que son importantes para la salud mental.

La liga de bolos de Scarbro la ayuda a sentirse conectada con sus vecinos. Pero recientemente, ha detectado más miradas escépticas de extraños cuando juega con cubrebocas.

“Había más respeto y comprensión, pero ahora ya lo superaron”, dijo. “Esperan que yo también lo supere, pero no entienden que incluso antes del COVID-19, estas eran las precauciones que necesitaba tomar”.

La mayoría de los estadounidenses han desarrollado algún nivel de protección contra enfermedades graves por infecciones previas de COVID-19, vacunaciones o ambas. Pero personas con sistemas inmunológicos comprometidos como Scarbro, que tiene deficiencia inmunitaria variable común, deben estar siempre vigilantes. A diferencia de la gripe, el COVID no ha adoptado un patrón estacional.

“Nunca hay un momento en que puedan relajarse un poco”, dijo Andrew Pekosz, virólogo de la Universidad Johns Hopkins. “Eso es algo realmente desafiante y agotador que se les pide que hagan”.

¿Quiénes son las personas que aún son cautelosas con respecto al COVID-19? Incluyen a jóvenes que cuidan a familiares vulnerables, personas con condiciones de salud crónicas y familias que estén cerca de un ser querido. En entrevistas con The Associated Press, ellos hablaron sobre cómo manejan los compromisos y el impacto del aislamiento en su salud mental.

“¿Qué tan difícil es ponerse una mascarilla?”

Antes de la pandemia, Bazia Zebrowski, de 61 años, de Newbury, Ohio, salía a cenar, compraba comestibles y llevaba a su perro, Shadoh, al parque. Cuando se sentía bien, ocasionalmente podía reunirse con amigos a pesar de tener encefalomielitis miálgica, una condición anteriormente conocida como síndrome de fatiga crónica que causa inflamación, problemas del sistema inmunitario, fatiga y dolor.

Ahora se mantiene cerca de casa y sale solo para citas médicas. Su esposo hace las compras y usa cubrebocas en su lugar de trabajo.

No han tenido COVID-19 y esperan que su suerte continúe. Enfermarse sería un desastre, reconoce ella, porque podría desencadenar una recaída o agregar secuelas de largo plazo por coronavirus a su enfermedad.

“No me considero cautelosa con el COVID. Me considero competente con el COVID”, señaló Zebrowski. “Cautelosa implicaría que tengo un miedo irracional a algo. No tengo un miedo irracional a esta enfermedad”.

¿Qué extraña Zebrowski de los tiempos previos a la pandemia? “Extraño la ilusión de que la gente estaba dispuesta a cuidarse mutuamente”, dijo. “¿Qué tan difícil es ponerse una mascarilla? Sacude tu fe en la humanidad… (aprendes) lo poco que entendían las personas en tu vida lo enferma que estabas desde el principio”.

El trauma es parte de la experiencia de tener una enfermedad crónica, dijo Leonard Jason, psicólogo de la Universidad DePaul, quien ha estudiado la encefalomielitis miálgica durante más de tres décadas.

“Entonces estás traumatizado por la reacción social a la enfermedad”, dijo.

Protegiendo a un ser querido

Algunas personas no están enfermas, pero toman precauciones para proteger a un familiar. Steve Alejandro, de 42 años, de Wentzville, Missouri, se considera un escudo ante el COVID.

Su esposa, Ashley Alejandro, de 44 años, también tiene encefalomielitis miálgica. “Ella tiene quizás cuatro horas buenas al día”, dijo Alejandro. “No hay nada en el mundo que no haría para proteger esas cuatro horas”.

Alejandro cambió de carrera durante la pandemia, dejó atrás todo su sistema de apoyo para poder vender libros antiguos en línea desde casa. Sus tres hijos, ahora de 20, 18 y 12 años, nunca regresaron a la escuela presencial después de que terminaron los confinamientos y continúan su aprendizaje en casa.

“Realmente nos hemos unido”, comentó Alejandro. “Esta es una elección que se puede hacer y puedes ganar con ella”.

En Miami, Kira Levin es la cuidadora principal de su abuela de 98 años. Dice que la idea de contraer COVID-19 y poner en riesgo la salud de su abuela es aterradora.

Así que, en una boda en julio, la joven de 29 años fue la única dama de honor e invitada que usó un cubrebocas N95 combinado con una tela bonita que hiciera juego con la paleta de color verde de la novia.

“No me quité la mascarilla para las fotos y nadie me lo pidió”, dijo Levin. “Y me sentí increíblemente agradecida por eso”.

Citas cautelosas

Las hermanas de Denver, Jacqueline y Alexa Child, se dejan el barbijo cuando asisten a conciertos y cenan al aire libre con amigos que no comparten el mismo nivel de precaución respecto del COVID-19.

“Hemos hecho todo lo posible para mantener nuestra salud mental y nuestra vida social”, dijo Jacqueline, quien tiene una enfermedad inmunitaria que la hace vulnerable a infecciones. “No hay nada peor que estar discapacitado y aislado. Como alguien que ha estado discapacitado y aislado, no quiero esa parte del aislamiento”.

Jacqueline, de 30 años, y su hermana Alexa, de 34, lanzaron una aplicación de citas llamada Dateability en 2022 para personas discapacitadas o con enfermedades crónicas, aunque todos son bienvenidos. Los usuarios pueden agregar la etiqueta “Cauteloso con el COVID” a sus perfiles para señalar que están interesados en conocer a otros que toman precauciones. Las hermanas Child dicen que el 10% de sus 30.000 usuarios agregan “Cauteloso con el COVID” a sus perfiles de citas.

“Es un mercado que no esperábamos apuntar pero que aceptamos con gusto”, dijo Jacqueline.

Alexa dijo que las precauciones comenzaron como una forma de proteger a Jacqueline, “pero ya no se trata de eso”. Ella trata de evitar las secuelas de largo plazo del coronavirus, el llamado “long COVID”.

Descartar la amenaza del “long COVID” es difícil de imaginar para la inmunóloga de la Universidad de Yale, Akiko Iwasaki. Aunque las personas estudian el virus desde su aparición, dijo que los científicos aún no saben cómo fragmentos del virus pueden permanecer en la sangre de algunas personas durante más de un año después de haberse recuperado de la enfermedad.

Iwasaki todavía usa cubrebocas en interiores y se mantiene al día con las vacunas.

La nueva normalidad

Aunque Scarbro entiende que otros están listos para volver a la “normalidad”, no es tan fácil para ella o su familia. Es cierto para muchas otras personas con enfermedades inmunitarias crónicas, dijo Jorey Berry, CEO de la Fundación de Deficiencia Inmunitaria.

“Mientras que el resto del mundo puede volver a sus vidas regulares, nuestra comunidad no tiene ese lujo”, señaló.

Scarbro, su esposo y sus hijos están constantemente tomando en cuenta las prácticas de protección frente al COVID-19 de otras personas.

Y mientras el mundo vuelve a la vida antes del coronavirus, la familia de Scarbro hace lo que puede para mantenerla sana, pero no en completo aislamiento.

“Me siento muy asustada por el futuro”, dice ella. “Sé que la gente ya terminó, y respeto eso, pero solo va a hacer más difícil para mí y mi familia mantenerme a salvo”.



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