El fenómeno global de El Juego del Calamar no solo nos cautivó por su intensa trama y sus escalofriantes desafíos, sino también por la inquietante realidad que se esconde detrás de su historia. Si bien la serie fue lanzada como una pieza de ficción, el concepto de este macabro concurso tiene sus raíces en un contexto mucho más cercano a la realidad de lo que muchos imaginan.
Cuando la primera temporada de El Juego del Calamar se estrenó en 2021, pocos podrían haber anticipado su éxito rotundo. Tres años después, con el lanzamiento de su segunda temporada, la serie no solo ha dejado huella en la cultura popular, sino que también inspiró la creación de verdaderos juegos en los que participantes compiten por grandes premios, sin poner en riesgo sus vidas.
Una crítica al capitalismo y la desesperación humana
En El Juego del Calamar, los participantes, al borde de la ruina, aceptan arriesgarlo todo en un juego mortal por una fortuna que podría cambiar sus vidas. Esta idea, tan central en la serie, tiene una base mucho más profunda en la crítica al capitalismo y los sacrificios que las personas están dispuestas a hacer para sobrevivir y alcanzar la prosperidad. A medida que la trama avanza, se hace evidente que los personajes, como Gi-hun, no solo buscan una salida económica, sino que están luchando contra un sistema que los ha dejado atrás.
El creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, ha explicado en varias entrevistas que la inspiración para la obra proviene de una experiencia personal que marcó un hito en la historia laboral de Corea del Sur.
En 2009, cuando Hwang estaba trabajando en el guion de la serie, ocurrió una huelga masiva de trabajadores en SsangYong Motors, un importante fabricante de automóviles que atravesaba una crisis económica tras ser comprado por nuevos dueños. El despido masivo de miles de empleados se convirtió en un evento que dejó una huella profunda en el director.
La influencia de la huelga de SsangYong Motors
Hwang Dong-hyuk estaba particularmente impactado por el sufrimiento de los trabajadores despedidos, quienes se vieron arrastrados por la desesperación y la falta de opciones.
El director reveló que uno de los trabajadores de SsangYong le agradeció en Facebook por crear un personaje como Gi-hun, un hombre que, después de perder su empleo en Dragon Motors (un nombre que es un guiño a SsangYong, cuyo logo representa dos dragones), se ve arrastrado a un callejón sin salida económico.
Esta figura de Gi-hun refleja a muchos trabajadores reales que, después de perder su empleo, ven cómo sus vidas se desmoronan y se ven forzados a tomar decisiones extremas para sobrevivir.
El propio Hwang señaló que la huelga de SsangYong le ofreció una perspectiva única sobre la lucha de los trabajadores y, al mismo tiempo, una ventana para entender por qué alguien podría llegar a aceptar unirse a un juego mortal en busca de dinero. “En una sociedad capitalista, cualquiera podría acabar en una situación tan desesperada como la de Gi-hun”, explicó el director en una entrevista con el periódico Hankyoreh.
