Cada 8 de marzo las mujeres reciben felicitaciones, flores o regalos de quienes visualizan este día como meritorio para honrar la existencia del género femenino. Ante la falta de información muchos también reclaman que debe existir el día de los hombres.
Lo cierto es que el el Día Internacional de la Mujer se celebra como parte de las luchas feministas que procuran además de pronunciar eventos de atropellos contra las mujeres en diversas instancias, visibilizar la desigualdad hacia las mujeres. El andamiaje patriarcal por siglos ha fomentado este trato desigual. En 1975 es cuando se declaró oficialmente el día Internacional de la Mujer trabajadora por la ONU. En Puerto Rico, la celebración del 8 de marzo se vincula a las luchas feministas locales y globales en favor de la justicia social y equidad de género.
Es así que el día internacional de la mujer surge como un recordatorio de la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona en búsqueda de la igualdad. La realidad es que aún falta mucho camino por recorrer hacia esa dirección.
En la dimensión laboral todavía existe una falta de equidad en los salarios de las mujeres realizando las mismas tareas que los hombres. Estadísticas recientes de la ONU Mujeres, América Latina y Caribe explican que las mujeres, en promedio, reciben un salario un 15% inferior al de los hombres. La brecha salarial entre mujeres y hombres es una de las grandes barreras para la igualdad de género. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en México (OCDE) indica que: “cuando las mujeres trabajan, son más propensas a hacerlo a tiempo parcial, tienen menos probabilidades de avanzar a puestos directivos, son más propensas a enfrentarse a la discriminación y ganan menos que los hombres”.
Si observamos el panorama en nuestro contexto colonial confirmamos la trayectoria de este problema. Las políticas de Estados Unidos y el gobierno de Trump irrumpen de forma directa. Entre todas las directrices discriminatorias se menciona que realizó la orden ejecutiva de derogar la guía que regía la Comisión de igualdad de empleo, la cual trabajaba con el acoso laboral, principalmente.
Por otro lado, en relación a la violencia de género en Puerto Rico la situación es delicada. Las estadísticas revelan que durante el año 2024 se registraron en Puerto Rico 24 feminicidios íntimos, esto es mujeres asesinadas donde se incluyen sus parejas, ex parejas, novios y ex novios. En los meses de enero y febrero de 2025, cuatro mujeres más perdieron sus vidas en idénticas circunstancias. Esto sin la inclusión de otros 57 femicidios directos e indirectos por diferentes motivos o circunstancias. Es claro que existe una necesidad de darle continuidad al Estado de Emergencia declarado hasta el 31 de diciembre de 2024. Sin embargo, el mismo ya quedó sin efecto. Este procuraba darle prioridad a la prevención de la violencia de género en todas sus manifestaciones lo cual ha sido un reclamo constante de organizaciones que ofrecen apoyo a sobrevivientes de violencia de género.
A esto se añade, que la oficina de la procuradora de las Mujeres no tiene una procuradora en propiedad. El proceso original para dicho nombramiento requería que la persona que ocupe ese cargo tenga independencia de criterio. También, que cuente con el respeto y apoyo de las organizaciones de mujeres, organizaciones que conocen de forma directa la realidad y las necesidades que tienen que enfrentar las mujeres sobrevivientes de violencia de género. Sin embargo, esta oficina ha dejado de cumplir el fin original para lo que fue creada dejando a la intemperie a muchas mujeres que están viviendo experiencias nefastas.
Lo que se hace urgente a tono con la celebración del día internacional de las mujeres es que sean visibilizadas las desigualdades que ocurren cada día con las mujeres en diversas dimensiones. De ahí la importancia de seguir impulsando políticas públicas que contemplen la perspectiva de género y que a su vez promuevan la participación y el empoderamiento de las mujeres en todos los ámbitos. Esto permitirá erradicar las fronteras que nos fragmentan. En esa dirección no solo habrá un beneficio para las mujeres sino, también para las familias y toda la sociedad. Nos toca movernos desde diversos frentes de la felicitación a los reclamos y a las acciones que puedan ser cónsonas con la búsqueda de la igualdad hacia un sector que ha sido maltratado, vulnerado y que aún es víctima de un sistema patriarcal que refuerza esa desigualdad. Nuestra lucha se tramita desde nuestro carácter individual y colectivo, desde diversos ámbitos; educativos, religiosos , institucionales. Es así que en el día internacional de la mujer podremos decir:
“No me felicites … lucha conmigo“
