Por costumbre o masoquismo (aún no logro determinar cuál pesa más), paso una buena cantidad de horas analizando y escudriñando encuestas, sobre todo durante el ciclo electoral. A base de esto, tengo un consejo para nuestros lectores durante las próximas semanas: dejen de perder el tiempo tratando de determinar cuál será finalmente el resultado de las elecciones a base de la multiplicidad de encuestas y sondeos que se publican hoy día.
No es que las encuestas no sirvan. Contrario a muchas críticas, las encuestas siguen proporcionando resultados notablemente precisos e información importante sobre lo que piensan los diferentes grupos de votantes. Pero la mayoría de las personas que hacen clic incesantemente en las encuestas más recientes no buscan eso. Quieren saber —si estás leyendo esto, probablemente quieras saber— la única respuesta que las encuestas en una contienda reñida no pueden proporcionar: quién va a ganar.
La ansiedad de los demócratas está a flor de piel. Durante la semana pasada, los demócratas andaban desenfrenados de costa a costa sobre las posibilidades de la vicepresidenta Kamala Harris en la carrera presidencial. Ese cambio en el estado de ánimo dice más sobre la psicología de masas que las encuestas. Las encuestas, en promedio, apenas se han movido, pero en la recta final, los demócratas parecen estar programados para la ansiedad, al igual que los republicanos se inclinan hacia el exceso de confianza.
‘Reality check’: en las últimas 14 elecciones presidenciales, las encuestas nacionales se han desviado en un promedio de 2.2 puntos porcentuales. Eso no está mal. Los mejores jugadores de baloncesto profesional fallan un tiro libre el 10% de las veces. Los arqueros olímpicos fallan el anillo central a un ritmo similar. Estar equivocado por solo unos pocos puntos porcentuales en elecciones en un país tan diverso como los EE.UU. es bastante respetable, y no hay evidencia de que las encuestas sean menos precisas hoy día.
El problema, por supuesto, son los márgenes diminutos que separan a Harris del expresidente Trump en estados clave. El error promedio de las encuestas es mucho mayor que la ventaja de cualquiera de los candidatos. Y dado los pocos votantes indecisos que quedan, no es probable que eso cambie en estas últimas dos semanas.
Durante los últimos años, los demócratas han ganado terreno entre los votantes blancos con educación universitaria, y los republicanos han recogido a los votantes negros y latinos, especialmente a los que no tienen un título universitario y a los que son religiosamente conservadores. Eso significa que la política de Estados Unidos se ha vuelto un poco menos polarizada por raza y etnia, lo cual es bueno. Pero esa es una píldora difícil para muchas personas de izquierda, que desafía su creencia de que los votantes de color naturalmente se inclinan hacia ellos.
Las preguntas clave son qué tan grandes se han vuelto estas tendencias y cuánto ha ganado cada parte. ¿Los cambios se compensan entre sí, o una de las partes ha obtenido una ventaja significativa?
Debido a que Harris es de ascendencia mixta negra y asiática, a algunas personas les sorprende que sea su fuerza entre los votantes blancos lo que explica su aparente ventaja en los estados clave del norte: Pensilvania, Wisconsin y Michigan. Por el contrario, en los estados en los que está rezagada, especialmente Arizona, la debilidad entre los votantes blancos ha sido el principal problema.
Las encuestas del New York Times y el Siena College, que la muestran rezagada en Arizona, la han encontrado rezagada entre los independientes blancos y los republicanos moderados. Esas encuestas que la muestran en la delantera en el estado, como una reciente del Wall Street Journal, han encontrado que le va mejor precisamente con esos grupos.
Trump, por el contrario, ha obtenido un nivel históricamente alto de apoyo entre los votantes negros, especialmente los hombres, según muestran muchas encuestas.
Harris sigue ganando una abrumadora mayoría de votantes negros: 76% frente a 11%, con un 8% incierto en la última encuesta de The Economist/YouGov, por ejemplo. Pero eso es significativamente menor que el 92% que ganó el presidente Biden en 2020.
Un signo de interrogación para Trump es si los votantes negros que se expresan a su favor en las encuestas participarán el día de la elección. Adam Carlson, un encuestador demócrata que ha recopilado datos de múltiples encuestas, señala que las encuestas de 2020 sobrestimaron significativamente el apoyo a Trump entre los votantes negros. Eso puede volver a ser cierto este año.
Entre los votantes latinos, a Harris le va ahora casi tan bien como a Biden en 2020: 60% a 35% en la encuesta de YouGov. Eso no es tan bien como a los demócratas les gustaría, pero ella ha borrado un déficit que era mucho mayor a principios de año. Muchas encuestas, sin embargo, muestran una mayor proporción de votantes indecisos entre los latinos que entre otros grupos.
Por otro lado, muchas de las encuestas han reflejado una brecha de género muy grande este año. La brecha rivaliza —tal vez supera— el abismo del 2016, cuando la campaña de Hillary Clinton enfatizó su estatus como la primera mujer en ganar la nominación presidencial de un partido importante. Ese año se caracterizó por una brecha de género de 26 puntos: Clinton ganó entre las mujeres por 15 puntos, 54% a 39%, mientras que Trump ganó entre los hombres por 11 puntos, 41% a 52%, según un análisis detallado del Pew Research Center.
En 2020, la brecha de género se redujo, según Pew. Ahora ha vuelto. Una encuesta reciente mostró una brecha de 34 puntos, con Harris ganando entre las mujeres por 18 puntos, mientras que Trump ganó entre los hombres por 16. Eso estuvo en el lado alto de las encuestas recientes, pero en promedio, las encuestas de este otoño han mostrado una brecha de 22 puntos.
Una parte de la brecha de género que se observa de cerca tiene que ver con los votantes jóvenes. Una encuesta del New York Times y el Siena College llamó mucho la atención al descubrir que los hombres menores de 30 años se habían inclinado por Trump, mientras que las mujeres jóvenes se habían inclinado bruscamente por Harris.
¿Quién tiene razón? Las encuestas a boca de urna realizadas por las grandes cadenas de televisión y la Associated Press nos darán algunas pistas preliminares, pero no lo sabremos con certeza hasta que los investigadores puedan profundizar en los datos meses después de que se cuenten los votos.