Thursday, November 7, 2024
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La importancia de los ciclos en la organización humana

Los ciclos estructuran gran parte de la vida cotidiana humana, desde las celebraciones religiosas y festividades culturales hasta los procesos políticos y económicos. Aunque cada cultura y sociedad define sus propios calendarios cíclicos, la práctica de organizar el tiempo en fases es universal. Pero, ¿por qué la humanidad sigue patrones tan específicos para organizar su existencia?

Conforme a Brenda Vélez, psicóloga organizacional y profesora de la Universidad Carlos Albizu de Puerto Rico, los ciclos de tiempo son fases que los individuos naturalmente experimentan y no necesariamente se vinculan con una duración fija. Sin embargo, destacó que eventos que van ocurriendo consistentemente crean una sensación de anticipación, por lo que serían reconocidos como parte de un ciclo cultural, como los eventos sociopolíticos.

“Desde esa perspectiva de la psicología social, los ciclos de vida realmente son fases por las que pasamos las personas a lo largo de nuestro desarrollo. […] La realidad es que los ciclos de vida son procesos dinámicos, son procesos naturales. Hay teorías de desarrollo que hablan de los ciclos de vida y son esos que se dan desde la perspectiva y la convivencia social, se asocia a veces con una cantidad de tiempo, pero no tienen una duración fija o necesariamente se establece estos tiempos”, dictó la psicóloga.

Asimismo, señaló que los seres humanos suelen fijar y evaluar sus metas a largo plazo en ciclos de tiempo bien definidos. No obstante, en un mundo cada vez más globalizado y digitalizado, estos plazos han tenido que adaptarse. La clásica pregunta “¿cómo te ves en diez años?” ya no guarda la misma relevancia.

“Yo recuerdo hace 20 años que mis mentores me invitaban a planificar por décadas, a pensar cada diez años [sus metas]. La realidad es que, ahora, esos diez años hoy pudieran representar un día porque siempre ha existido la realidad de que las cosas pueden cambiarse de un día para otro”, dijo Vélez.

De hecho, desde los antiguos calendarios basados en los ciclos lunares y solares hasta el calendario gregoriano moderno, las sociedades siempre han creado formas para darle sentido al tiempo. Según la psicóloga, los ciclos ofrecen un marco organizativo que contribuye a la estabilización y armonía social.

“El ciclo político, por ejemplo, es bien importante porque es esencial para la estabilidad y adaptación social, es un ciclo que refuerza la confianza ciudadana. Ese ciclo en particular, en nuestra región lo vemos cada cuatro años. […] Ese entorno político pues ya tiene un tiempo establecido por las razones que sean, ahora hay otros ciclos también recurrentes que nos afectan colectivamente, y la duración de esos ciclos va a depender de factores desde la accesibilidad que tienen las personas a recursos, la capacidad de resiliencia y de reinventarse y poder, también, darse cuenta [de su entorno]”, continuó.

En torno a un evento cíclico culturalmente relevante, como las Fiestas de la Calle San Sebastián, celebradas anualmente, la psicóloga optó por catalogarlas como un ciclo propenso al cambio debido a tendencias.

“Las SanSe pudiéramos ubicarlas en lo que sería un ciclo cultural y los ciclos culturales, cuando vemos en la historia, responden a tendencias”, indicó.

Factores tradicionales

Mientras factores orgánicos inciden en el flujo de los calendarios cíclicos, ciertos elementos históricos estipularon el formato básico del calendario gregoriano, el cual fue inmediatamente adoptado en países donde la Iglesia católica tuvo influencia, como nuestra isla.

Para el sociólogo Hiram Guadalupe, muchos de los ciclos que observamos en nuestras sociedades están profundamente arraigados en la tradición.

“Las Fiestas de la Calle San Sebastián se celebran en ese periodo en particular en enero porque es el Día de San Sebastián y entonces coincide también con la fiesta de la Novilla en el municipio de San Sebastián porque es el santo el que se celebra. Las fiestas patronales, por ejemplo, están vinculadas a los santos patronos de los municipios”, comentó Guadalupe.

Según el sociólogo, en el calendario judeocristiano practicado en la isla, todo se organiza en función de lo que se expresa y narra en los textos bíblicos. Esto influye en ciclos recurrentes.

Por ejemplo, explicó que, a diferencia de los calendarios orientales, en la cultura occidental el año culmina el 31 de diciembre y comienza uno nuevo el 1 de enero, seguido por festividades como el Día de Reyes, las Octavitas, las Octavas y el Octavón. Una vez finaliza este periodo, con un fuerte matiz religioso, se da paso al carnaval, que luego da inicio a la Cuaresma.

“Cuando tú lo miras, en el calendario, en virtud de las celebraciones, al menos esas celebraciones bien particulares, pues están matizadas porque en el caso nuestro hay una tradición religiosa que se establece bien fuerte en nuestra identidad cultural y continúa preservándose y celebrándose”, concluyó.



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