MANILA (AP) — La vicepresidenta de Filipinas, Sara Duterte, dijo el sábado que ha contratado a un asesino para matar al presidente, a su esposa y al presidente de la Cámara de Representantes si ella misma es asesinada, una atrevida amenaza pública la cual, advirtió, no era una broma.
El secretario ejecutivo Lucas Bersamin remitió la “amenaza activa” contra el presidente Ferdinand Marcos Jr. a la guardia presidencial “para una acción inmediata y adecuada”. No estaba claro qué acciones se tomarían contra la vicepresidenta.
El Comando de Seguridad Presidencial aumentó inmediatamente la seguridad de Marcos y dijo que se consideraba que la amenaza de la vicepresidenta —la cual fue “hecha descaradamente en público”— como un problema de seguridad nacional.
La fuerza de seguridad dijo que estaba “coordinando con las agencias policiales para detectar, disuadir y defender contra cualquier y todas las amenazas al presidente y a la primera familia”.
Duterte, quien es abogada, intentó más tarde retractarse de sus comentarios y dijo que no eran una amenaza real, sino únicamente una muestra de preocupación en torno a una amenaza contra su propia vida.
“Si expresé la preocupación, ¿dirán que es una amenaza a la vida del presidente?”, preguntó.
“¿Por qué lo mataría si no es por venganza desde la tumba? No tengo motivos para matarlo. ¿Qué gano yo?”, declaró Duterte a los periodistas.
Según el código penal filipino, este tipo de declaraciones públicas pueden constituir un delito de amenazar con infligir un mal a una persona o su familia, el cual podría ser castigado con cárcel y una multa.
La Constitución de Filipinas afirma que si un presidente muere, sufre una discapacidad permanente, es destituido del cargo o renuncia, el vicepresidente asume el cargo y sirve el resto del mandato.
Marcos se postuló con Duterte como su compañera de fórmula en las elecciones de mayo de 2022 y ambos ganaron con victorias aplastantes en una campaña que llamaba a la unidad nacional.
Sin embargo, ambos y sus seguidores tuvieron rápidamente una amarga ruptura debido a diferencias clave, incluyendo en sus enfoques hacia las acciones agresivas de China en el mar de la China Meridional. Duterte renunció en junio al gabinete de Marcos como secretaria de Educación y titular de un cuerpo antiinsurgencia.
Al igual que su padre, el expresidente Rodrigo Duterte, la vicepresidenta se convirtió en una abierta crítica de Marcos, su esposa Liza Araneta-Marcos y el presidente de la Cámara, Martin Romualdez, aliado y primo del presidente, acusándolos de corrupción, incompetencia y persecución política a la familia Duterte y sus cercanos partidarios.
Su más reciente diatriba fue provocada por la decisión de legisladores aliados a Romualdez y Marcos de detener a su jefa de despacho, Zuleika Lopez, quien fue acusada de obstaculizar una investigación congresional en torno a un posible uso indebido de su presupuesto como vicepresidenta y secretaria de Educación. Lopez fue trasladada más tarde a un hospital después de enfermar y lloró cuando se enteró de un plan para enviarla temporalmente a una prisión de mujeres.
En una conferencia de prensa en línea antes del amanecer, una enojada Sara Duterte acusó a Marcos, a su esposa y al presidente de la Cámara de ser incompetentes y mentirosos en comentarios cargados de groserías.
Cuando se le preguntó sobre si estaba preocupada por su seguridad, la abogada de 46 años insinuó que había un complot para matarla. “No se preocupen por mi seguridad porque he hablado con alguien. Dije ‘si me matan, maten a BBM, Liza Araneta y Martin Romualdez. No es broma, no es broma’”, dijo la vicepresidenta sin dar más detalles y usando las iniciales que muchos usan para llamar al presidente.
“He dado mi orden, ‘Si muero, no paren hasta que los hayan matado’”, dijo la vicepresidenta.
En medio de las divisiones políticas, el jefe militar, general Romeo Brawner, emitió una declaración en la que aseguró que las Fuerzas Armadas permanecerán apolíticas “con el máximo respeto por nuestras instituciones democráticas y la autoridad civil”.
“Hacemos un llamado a la calma y la prudencia”, dijo Brawner. “Reiteramos nuestra necesidad de permanecer unidos contra aquellos que intentarán romper nuestros lazos como filipinos”.
La vicepresidenta es hija del predecesor de Marcos, Rodrigo Duterte, cuyas estrictas medidas contra el narcotráfico cuando fue alcalde y luego como presidente dejó miles de sospechosos, en su mayoría menores, muertos en asesinatos que la Corte Penal Internacional ha estado investigando como un posible crimen contra la humanidad.
El expresidente negó haber autorizado asesinatos extrajudiciales bajo su mandato, pero ha dado declaraciones contradictorias. Dijo en una investigación pública del Senado filipino el mes pasado que había mantenido un “escuadrón de la muerte” de gánsteres para matar a otros criminales cuando fue alcalde de la ciudad sureña de Davao.