El susto electoral que dio La Alianza ha dominado el debate político durante este proceso de escrutinio. No obstante, la otra gran sorpresa en estas elecciones fue el voto independentista del plebiscito. Ahora dicen que es un error y que los votos independentistas se contabilizaron mal, atribuyéndole los votos por la libre asociación. No obstante, de cualquier modo que se calcule, el voto independentista y soberanista creció de modo sorprendente.
El conteo de la noche del escrutinio registra 540,635 (56.9%) votos para la estadidad; 293,224 (30.8%) para la independencia; 116,834 (12.3%) para la “soberanía en libre asociación” y 169,448 papeletas en blanco que no se contabilizan como votos válidos. Si se contabilizaran las papeletas en blanco, que fueron emitidas como voto de protesta por petición explícita del Partido Popular Democrático y el Partido Independentista Puertorriqueño, el resultado sería: 48.3% estadidad, 26.2% independencia, 10.4% libre asociación, y 15.1% en blanco como afirmación de protesta.
Cuéntelo como lo cuente, el voto por la estadidad en 2024 fue menor que el de 61% reclamado en el plebiscito de 2012 que fue el primer plebiscito en que ganó la estadidad, no contando los votos de protesta en blanco. Aunque la mayoría estadista de 2012 obtuvo el número de votos mayor que en cualquier plebiscito, 834,191, ésta resultó ser el 44% de todos los votos emitidos—incluyendo los votos de protesta en blanco. La independencia obtuvo 4% de los votos, la libre asociación 24% y los votos de protesta en blanco 27%.
Si se usa el 2012 como base, el porcentaje del voto por la independencia se multiplicó por un factor de 7.75 sin contar las papeletas en blanco y por 6.5 si se cuentan las papeletas en blanco. Aún si los votos por la independencia se contaron mal y fueran los de la libre asociación, el porcentaje de los votos por la independencia se habría multiplicado por un factor de 2.5. El voto por la independencia y la libre asociación sumó un 43% si no se cuentan las papeletas en blanco y 36.6% si se cuentan. Dicho de otro modo, la estadidad obtuvo 48.3% de los votos emitidos y el voto anti estadista sumó 51.7%. La mayoría de los votantes NO votó a favor de la estadidad aunque la estadidad obtuvo, una vez más, una mayoría plural.
La inferencia más razonable de estas estadísticas es que la estadidad no avanza y que el avance más significativo es el de la independencia. La libre asociación no avanzó, respecto a 2012 pero mantiene un porcentaje significativo de votos que, sumados a los votos de protesta en blanco y los votos por la independencia, configuran una mayoría electoral anti estadidad.
Contrario a lo que dicen los analistas el bipartidismo, Juan Dalmau no fue a Washington a pedir la independencia. En tanto que Pablo José Hernández no va a discutir el estatus, alguien tiene que explicar los resultados reales del plebiscito. La discusión no es sobre la independencia o la estadidad, sino sobre el proceso de descolonización de Puerto Rico.
Reitero que los datos nunca son los datos, no hablan por sí solos. Los datos son siempre una construcción interpretativa de parámetros que miden el comportamiento y las tendencias sociales. En este caso, como quiera que se miren los datos, la independencia creció, aunque el PIP pidió voto en blanco en la papeleta del plebiscito. Mi inferencia es que el bipartidismo perdió dos veces: El Partido Popular se quedó en la retaguardia electoral y demográfica y la independencia creció orgánicamente como reacción a la mala gobernanza, a pesar de la campaña de miedo. No creo que la independencia esté a la vuelta de la esquina, pero la estadidad está cada día más lejos. Si no me cree, pregúnteselo a Donald Trump.